En Nochevieja, alemanes y sus perros se refugian del caos pirotécnico en el aeropuerto
Mientras los alemanes se preparan para lanzar más de 40.000 toneladas de pirotecnia en Nochevieja, Anja Gerauer planea su huida con la esperanza de proteger a su perra Joy de una noche de ruido aterrador.
Como cientos de otros dueños de mascotas, ha reservado una habitación para ella y su compañera canina en un hotel cerca del aeropuerto, donde la prohibición de los fuegos artificiales significa que el caos estará muy lejos cuando reciba el nuevo año.
Gerauer, una cineasta de 56 años que vive cerca de Fráncfort, todavía recuerda la primera víspera de Año Nuevo que celebró después de adoptar a su perra mestiza en un refugio de Rumanía hace tres años.
"Ladró toda la noche y se quedó temblando debajo de la cama. No voy a volver a someterme a mí ni a mi perra a eso", dijo a la AFP.
Los colectivos médicos y los sindicatos policiales alemanes presionan desde hace tiempo para que se prohíba lanzar fuegos artificiales, al resaltar el número anual de heridos, especialmente por artefactos explosivos ilegales y caseros.
A esta petición se han sumado grupos ecologistas preocupados por la contaminación atmosférica por partículas finas, así como grupos de defensa del bienestar animal.
"El ruido, el olor a quemado y las luces intermitentes son una pesadilla para los animales", advirtió la Federación Alemana de Protección Animal.
El director de los dos zoológicos de Berlín, Andreas Knieriem, también pidió vetar la pólvora en el centro de la ciudad, porque las explosiones y los destellos estresan a los animales en los recintos, en los hogares y en la naturaleza.
"Por qué algunas personas quieren crear voluntariamente una atmósfera bélica en su vecindario es un misterio para mí", sostuvo.
- Noche explosiva -
Como cada año en Alemania se ha desatado un acalorado debate sobre la conveniencia de una prohibición, a la que el gobierno dirigido por Friedrich Merz se resiste.
Los turistas suelen sorprenderse por las celebraciones, muchas veces alimentadas por el alcohol. Las detonaciones resuenan entre los edificios, los cohetes rebotan en las ventanas y el aire se llena de humo, todo con las luces azules de la policía y las sirenas de las ambulancias de fondo.
"La víspera de Año Nuevo en Alemania es la noche en la que todas las personas agradables, normales, prácticas y reacias al riesgo son sustituidas por pirómanos que alardean de pólvora y buscan la muerte", escribe el autor británico Adam Fletcher en su libro "How to Be German" ("Cómo ser alemán").
Este año promete terminar de la misma manera: las importaciones de pirotecnia aumentaron un 62% con respecto al año pasado y llegaron a 42.400 toneladas, según datos hasta septiembre de la oficina de estadísticas.
Las cifras no incluyen las importaciones ilegales, consideradas especialmente peligrosas y responsables de muchas lesiones graves, como pérdida de visión, daños auditivos, quemaduras o amputaciones de manos.
La Asociación de Pirotecnia y Fuegos Artificiales Artísticos ha desestimado muchas de estas preocupaciones y argumenta que los accidentes graves se producen "casi exclusivamente debido a los fuegos artificiales ilegales".
- Amigos de cuatro patas -
Hasta ahora, muchos políticos han rechazado su prohibición, por miedo a que se les tache de aguafiestas.
El alcalde de la capital alemana, Kai Wegner, ha dicho que "el 99% de los berlineses utilizan los fuegos artificiales de forma muy responsable" y que "no tiene intención de castigar a estas familias".
Gerauer y su perra Joy, por su parte, esperan dar un relajante paseo por el bosque antes de alojarse en el hotel Moxy del aeropuerto.
"Se han reservado alrededor de 100 habitaciones para clientes con perros", dijo una recepcionista a la AFP.
Otros amos optan simplemente por acampar en las terminales aéreas.
Un portavoz del aeropuerto de Düsseldorf afirmó que "no es raro ver a propietarios de perros visitando la terminal en Nochevieja y relajándose en los bancos con sus amigos de cuatro patas a sus pies".
Y.Londono--BT